SOS Discapacidad
Así viví la marcha
Aquí estamos
Por Mª Isabel Bayonas, presidenta de FESPAU * y miembro del Comité Ejecutivo del CERMI
11/12/2012
El 2 de diciembre de 2012 amaneció soleado y frío en Madrid. Como una de esas muchas mañanas otoñales de la capital. Sin embargo, iba a ser un día especial. Distinto. Único. Lo presentí en cuanto llegué a la calle Goya en torno a las once y cuarto de la mañana con tres de mis hijos.
La calle estaba llena de voluntarios trabajando sin perder la sonrisa en ningún momento, y de gente de todos los puntos de España, muy animada a pesar del frío, con pancartas, pegatinas y carteles. El aire olía a solidaridad y compañerismo. Había indignación en los rostros también, por supuesto. Por eso estábamos todos allí. Para gritar nuestro enfado por los recortes que asfixian al sector social más desfavorecido siempre de por sí. Para hacernos visibles y recordar a políticos y ciudadanos que las personas con discapacidad también contamos. Pero, por encima de nuestras reivindicaciones, aquella mañana lo que había era una unión histórica, nunca antes vista, de todos los sectores de la discapacidad.
Por una vez, de una forma absolutamente maravillosa y natural, nadie desentonaba, nadie se sentía fuera de lugar o excluido, distinto o discriminado. El perro guía dejaba paso a una silla de ruedas que, a su vez, iba empujada por una persona coja. Los ojos de una niña con Down se cruzaban con la mirada de mi hijo autista. Éramos un grupo de personas, de decenas de miles de personas que, liberadas de la etiqueta que cargamos a diario --ciego, sorda, Down, autista- queríamos gritar al unísono la misma palabra para todos: SOS.
La marcha comenzó alrededor de las doce. Para entonces, la calle Goya era un arcoíris de corazones llenos de entusiasmo y coraje. Al ritmo de una batucada, fuimos avanzando hacia Colón, destino final de la marcha. Entre bailes, abrazos, y respeto. Por dentro, nuestra rabia contenida, nuestro enfado, la desesperación. A nuestras espaldas, años de lucha, de barreras e invisibilidad. Por eso no nos vamos a rendir. Porque nada sabemos hacer mejor que luchar. De algo tiene que servirnos la experiencia. Aquella mañana, sin saberlo, estábamos ganando otra pequeña batalla: una marcha de todo el colectivo de la discapacidad, sin precedente en España, y superando las expectativas de seguimiento.
Por si alguien queda aún que no se dé cuenta del valor que tiene el CERMI, la marcha del 2 de diciembre sirvió como claro ejemplo. Juntos, unidos, somos fuertes. Y somos muchos. Juntos, unidos, somos visibles. Juntos, lo podemos todo.
Basta ya de silencio. De aguantar callados las injusticias. Basta ya de ser los últimos de la fila. Hemos llegado al fin. Aquí estamos. Dispuestos a reivindicar nuestros derechos con una fuerza renovada. No daremos ni un paso atrás.
El pasado 2 de diciembre quedó demostrado que estamos, somos, queremos y podemos.
* FESPAU es la Federación Española de Autismo.